MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SAN ESTEVE, MONTSERRAT, BARCELONA, ESPAÑA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
He aquí que comienza a surgir en el mundo y en los corazones de los hombres aquello que vino a ser curado y redimido desde el principio.
El “fin” no es sino la concreción del inicio, del verdadero sentido por el cual sus espíritus vinieron al planeta. Pero las almas se distrajeron, se apegaron a la ilusión y la tomaron para sí, como uma gran y única verdad, y ahora temen a lo que es verdadero e inventan tantos miedos como ilusiones, para no aceptar lo que se presenta frente a sus ojos y que ya no se oculta a sus corazones.
He aquí que lo que fue creado por los hombres, también con ellos se desvanecerá. Las fronteras, dentro y fuera de los corazones, entre razas, religiones, culturas y pensamientos, se desvanecerán, ante la unidad que el Universo les demostrará que existe.
El Corazón de Dios se espejará en los corazones de los puros y de los que, a pesar de sus impurezas, aspiran a vivir el bien. Todos sentirán la imperiosa necesidad de descubrir y de vivir el Amor. Las fronteras serán derrumbadas por los propios hombres, los que recibirán en sí, la Gracia del Corazón de Dios y que serán impulsados a construir el nuevo mundo.
Existirán los pioneros, que activarán e inspirarán a los otros. Estos perderán su miedo primero, porque serán resguardados por la Gracia de la Verdad.
Los más jóvenes conducirán la nueva barca, porque sus corazones se abrirán más fácilmente para encontrar el Universo. No verán, en la Tierra fútil, sentido para su existencia y buscarán, sedientos, una Verdad que calme sus ansias de encontrar algo que no conocen, pero que saben que existe.
El caos del mundo inspirará a muchos a la santidad, porque la Ley dicta que los opuestos se equilibren. Despertarán el amor a Dios como en el pasado y, con locura y verdad, proclamarán Su Nombre.
Aunque parecerán ser escuchados por muy pocos, su clamor resonará más allá de la Tierra y el Cosmos escuchará su llamado, que será suficiente para que un auxilio superior llegue a la Tierra.
A los puros, les digo: no desistan nunca. Su verbo debe ir más allá de las estrellas, como una llave que nace de la esencia y del corazón para abrir las puertas de este mundo a la verdad interior.
Se estremecerán los cielos y la tierra; rugirán las fieras, que tienen su falso poder construido em apariencias; pero nada de eso debe hacer sucumbir la fe de los que encontraron a Dios y a Sus Mensajeros.
Construyan hoy, pues, la fortaleza que los sustentará mañana y que será como un farol en la noche oscura del mundo, inspirando a otros a decir “sí”.
Solo oren y háganlo de corazón.
Su Padre y Amigo, San José Castísimo